jueves, diciembre 22, 2005

Preguntas para responder. Libre albedrío, responsabilidad y sistema penal

Nada más estimulantemente morboso para las conversaciones ligeras de sobremesa que el caso de la mujer quemada viva en un cajero automático de Barcelona. Sin embargo el horror que se transmite de boca a boca es discreto y mesurado. La mujer, indigente y de mediana edad no despierta la misma empatía que si hubiesen asesinado mediante el doloroso método de abrasar su cuerpo a una chica adolescente, rubia o no, de Alcasser o Mijas, cuyas fotografías llenen hasta la saciedad todos los hogares a través del oráculo de pantalla rectangular. A diferencia de otros casos no ha habido ninguna manifestación espontánea de repulsa por parte de los vecinos del barrio.

Mientras almorzaba este mediodía comentábamos jocosos los detalles del caso. El abogado de la defensa argumenta que los muchachos pensaban que rociaban a la víctima con agua en lugar de disolvente -extraña agua con apestoso olor a disolvente. Por otra parte, en palabras del abogado, “habían tomado unos chupitos de absenta”, dando a entender que estaban tan mamados que no eran dueños de sus actos, y por tanto no son responsables del sádico asesinato.

Ni soy de la policía para poder extenderme en el caso, ni un psicólogo para analizar la mente de los asesinos, así que no continuaré por aquí. En el fondo lo menciono el horrible crimen como excusa para dar pie a una serie de especulaciones sobre temas mucho más genéricos pero que me interesan especialmente, reflexionando sobre preguntas de mucha enjundia que seguramente no seré capaz de responder más que superficialmente si tengo las ganas de perseverar, pero que en todo caso ahí quedarán para estimular el debate y la meditación.

¿Qué pena se merecen estos sádicos que se han divertido quemando viva a esa señora? ¿Y en general, qué pena sería adecuada para personas crueles que se divierten causando mal y que no es probable que se reformen? ¿Y los violadores? ¿Es adecuada la pena de muerte en algunos casos? ¿Es posible reinsertar a los criminales y delincuentes? ¿Está realmente nuestro sistema penal orientado a la reinserción, o lo de la reinserción no es más que un cuento infantil? Si no es así ¿Cuáles son las funciones del sistema penal? ¿Hasta que punto se cumplen sus fines? ¿Cuáles son las penas óptimas para cada delito y qué criterios nos permiten juzgar el punto óptimo?

A la hora de discutir sobre la pena que merece un criminal, cabe preguntarse hasta que punto una persona es dueña de sus actos o está influenciado su comportamiento por sus genes, su educación, su experiencia o la ingestión de estupefacientes. ¿Son responsables los niñatos asesinos mencionados del crimen si iban completamente mamados de absenta? ¿Es un psicópata patológico, tipo Hannibal Lecter responsable de sus actos o simplemente no puede evitar matar? ¿Acaso no somos todos esclavos inconscientes de las frustraciones de nuestra niñez? ¿Existe el libre albedrío? ¿Somos libres? ¿Somos algo más que un amasijo de neuronas en el que los impulsos electroquímicos calculan cada uno de nuestros próximos movimientos? Y si fuese así, ¿se nos puede responsabilizar penalmente de nuestros actos? ¿Es necesario algo más allá de la materia neuronal, un alma, para que exista el libre albedrío?

Ambiciosas las preguntas, ¿no? Así es. No tengo todavía en la cabeza una manera estructurada y coherente de responder a todas, pero la magia del invento de la escritura es que obliga a dar forma y estructura a los pensamientos informes. No sé cuanto perseveraré en esta especulación -tal vez me agote pronto ante la dificultad del tema-, pero si consigo encontrar tiempo y sacar de mí algo de empeño, la cosa dará para un puñado de anotaciones que tal vez merezcan el trabajo de haberlas perjeñado.

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A pesar de, o mejor dicho por ser médico, pienso que los genes no determinan poco. Lo que si determina es el ambiente y la construcción que haga una persona de si misma. Por ejemplo, una persona puede tener una probabilidad muy alta de tener cáncer, pero van a ser los estímulos externos que hagan que ese cáncer aparezca o no. El comportamiento viene determinado por la educación, los valores, la aptitud personal....
Creo que la violencia que se está viviendo en teles, juegos,... tiene mucho que ver.
Carmen Sánchez Carazo
http://www.ociocritico.com/oc/blogs/salud/

3:54 p. m.  
Blogger gulliver said...

Por lo que he leído, tendería a pensar que el 50% es genes y el otro 50% cultural. Tal vez no muy diferente de lo que estás diciendo. Sin conocer estudios empíricos (no sé si se habrán hecho estudios serios y fiables), también pienso que los input que están recibiendo los chavales de tele y juegos no son nada educativos, y que dada la escasa vida familiar, estos inputs cada vez son una parte más importante de su experiencia.

6:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Con tú permiso, añadiría más preguntas a tu cuestionario; ¿Es la justicia un artículo de lujo? ¿Las penas guardan relación con el daño o con la capacidad económica del acusado, para poder pagarse la mejor defensa? ¿Qué pena merece una sociedad que permite la existencia de indigentes, durmiendo en la calle?

Saludos

7:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

prueba

9:42 p. m.  
Blogger Marcela Mendoza R. said...

Hola!
Ante todo creo que uno siempre sabe si algo es bueno o malo. Un niño de siete años ve a un hombre matar a una señora por la tele (sea película o noticias)y te dice "ese es el malo, ¿no?". Y si el mismo niño ve a un borracho tambaleandose por las calles se asusta y piensa "mejor me alejo de ese tio porque tiene cara de malo".
Todos coincidimos en que es algo incorrecto matar, desde niños hasta viejos. Eso independientemente de la cultura o el lugar donde hayan vivido. Lo que ocurre es que buscamos justificaciones, los famosos "es que..." En el caso de los adictos, como los drogadictos, no son tan culpables del asesinato como alguien que lo hizo lúcido y luego de un frío y maquiavélico plan, pero en todo caso es responsable de haber probado las drogas y de no buscar ayuda para salir de ellas.
Entonces, respondiendo a las preguntas antes mencionadas, les digo que por el mismo hecho de ser personas, seres humanos, somos conscientes de nuestros actos y de lo que es bueno o malo, nacemos ya con una capacidad de discernimiento propia de nuestra inteligencia (y de nuestro espíritu para quienes creemos en que tenemos espíritu). Con el paso del tiempo, con la educación recibida y la influencia cultural, vamos enriqueciendo o entorpeciendo nuestra inteligencia y vamos tomando nuestras decisiones y argullendo pretextos para justificar nuestras acciones, pero muy en el fondo siempre somos capaces de distinguir entre el bien y el mal (matar a un inocente es malo, drogarse para perder el control es malo, no comer durante días es malo, robarle el novio a nuestra mejor amiga y embarazarse del tipo y mentir diciendo que si tomamos anticonceptivos es malo, etc.).
Y, si podemos distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, obvio que somos libres y por tanto responsables de nuestros actos y de las consecuencias de los mismos (que nos odie nuestra amiga, que nos metan a la carcel por homicidio culposo, que nos metan a un hospital de rehabilitacion y nos manden a hacer trabajo comunitario....).
Si hasta un perrito sabe que no debe morder la mano al amo que le da de comer...

6:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La principal labor del sistema judicial debe ser la de proteger al inocente. Por lo tanto la cuestión del libre albedrío pierde sentido, si alguien ha dañado a un inocente el estado debe poner los medios para que no tenga ocasión de volver a hacerlo independientemente de si el criminal era o no consciente de sus actos.

Si permitimos la impunidad de un criminal alegando que no disponia de libre alberdrio, qué le impedirá volver a delinquir la proxima vez que se encuentre borracho. ¿Quién será entonces responsable de este nuevo crimen? Seguramente el juez, por darle la ocasión de dañar a un inocente a sabiendas de que su acción no tendrá ninguna repercusión.

11:19 a. m.  
Blogger gulliver said...

Estoy de acuerdo al 99,99% nop. Por ahí va mi punto de vista.

11:30 a. m.  
Blogger Marcela Mendoza R. said...

Un enfermo mental que comete un asesinato, no va a la carcel, sino a internarse a un hospital siquiatrico de por vida porque no es consciente de sus actos, no es responsable de lo que hace porque está enfermo. Un drogadicto no va a la carcel (donde consigue más droga y continúa por la senda del crimen y del vicio, porque no conozco una cárcel que realmente "mejore" a alguien), va a un centro de rehabilitación (otro tipo de cárcel) primero y luego de por lo menos ocho años sale si está curado. El drogadicto no es dueño de sus actos, cuando está lúcido se espanta de lo que hizo bajo el efecto de la droga.
Una persona normal, sin enfermedad mental ni drogadicción, merece más años de cárcel que el drogadicto. Eso a mi parecer es ser justos. La justicia no está solo para proteger a los que somos "correctos" y queremos llegar de la casa a la oficina sin que nadie nos asalte. la justicia es dar a cada cual lo que le corresponde. justicia significa dar la pena acorde al grado del delito. Dar el tipo de cárcel o tratamiento (internamiento en hospital siquiatrico o en una correccional donde se rehabilite a los viciosos) que el criminal merezca. Sería cómodo, pero injusto, meter a todos en una misma celda de por vida o peor aún, mandarlos a la silla eléctrica.

3:18 p. m.  
Blogger Citoyen said...

No sé que conocimientos tienes sobre derecho penal y tal vez intenta darte clases cuando en realidad eres catedrático pero el asunto funciona así:

Se establece un doble desvalor: el desvalor sobre el hecho y el desvalor sobre el autor, a saber, antijuridicidad y culpabilidad. Un hecho para ser delito, tienes que típico (regulado por una ley como tal ) antijurídico (no deben existir causas de justificación, como la legítima defensa o el estado de necesidad que hacen que el hecho no sea considerado como "malo") culpable (debe haber sido cometido por la persona a la que se juzga) y finalmente punible (recae sobre las condiciones internas del individuo).

Lo que tu tratas es precisamente este último aspecto, la punibilidad del hecho. El sistema dice que si un esquizofrénico no es consciente de sus actos, el procesa rehabilitador que pretende ser fijado es totalmente inútil, luego a lo sumo se le pueden aplicar medidas de seguridad (como internamientos psiquiátricos o incluso la prisión pero no orientados a penarlo, sino a que asegurarse qeu no vuelva a delinquir). Pero esto es lo que se llaman las eximentes que pueden ser completas o incompletas. Por ejemplo, hay casos en que la eximente no es excluyente de la punibilidad sino qeu directamente excluye la acción, es el caso de la embriaguez absoluta o plena: el sujeto no actúa movido por su voluntad, sino por otra cosa. Lo es también el acto reflejo etc. Pero también pueden existir elementos que alienen la voluntad pero no la excluyan totalmente, en cuyo caso la acción subsiste pero la culpabilidad puede ser atenuada o eximida mediante una modulación del apunibilidad. Es el caso por ejemplo del miedo insuperable que lleva a actuar de forma distinta a como se habría hecho, también de la embriaguez parcial, de la situación familiar complicada y todas las atenuantes del código. El Estado considera que no puede desvalorar igualmente la comisión del delito porque existen circonstancias que hacen que el individuo no fuera plenamente libre en su decisión.

En el caso de la menor edad el sistema es distinto. No sé como quedó la última ley dle menor, pero antes existían tres tramos de edad penal, los totalmente irresponsables (menos de trece años creo) los parcialmente responsables (hasta dieciocho que se rigen por la ley del menor) y los totalmente responsables, a partir de 18.

Sobre el juego criminológico del asunto, pero esto es ya opinion personal, pienso que nuestro orden social sufre una gigantesca contradicción representada en la constitución. Por una parte se constituye el principio de legalidad de las penas en el código, según el cual no puedes ser condenado mas que a lo que dice la ley, pero por otro, se dice que las penas están orientadas a la rehabilitación. Hay una dualidad entre las penas como coacción social (prevención general ) y las penas como rehabilitadoras (prevención especial). Esto es una contradicción manifiesta. Si la pena rehabilita, no puede ser fija, como no son fijos los tratamientos médicos, mientras que si la pena solo castiga, si puede ser fija en la concepción hegeliana retribucionista "tesis-antítesis-sintesis" del delito o como coacción social. Pienso que el principio de legalidad de las penas y los delitos es aberrante, pero no se puede olvidar que su eliminación podría llevar a toda clase de agresiones y a la toma de poder gigantesca por parte de los jueces. En este sentido, todos, absolutamente todos, pueden ser rehabilitados, en relación a lo grave de su perturbación, pero en un tiempo y en unas circunstancias variables en cada caso, nunca predeterminadas por la ley.

Un delincuente no debe salir de la carcel, o del centro de rehabilitación en cuestión, más que tras haberse convertido en un ciudadano excelente, que pague sus impuestos, respete las leyes etc etc... Pero esta concepción es peligrosa ¿porqué? porque nos llevaría a castigar a personas que no han cometido delitos en razón de su "peligrosidad" o de su mala ciudadanía, lo cual sería una violación del principio de intervención mínima y porque no decirlo, un atentado contra su libertad de pensamiento.

pero lo que en ningún caso tiene sentido es que los centro penitenciarios se hayan convertido en una escuela de formación de delincuentes que no hace sino hundirlos mas en la sociedad y donde las cifras de reincidencia son superiores a lo que todo Estado decente debiera soportar.

2:31 p. m.  
Blogger Marcela Mendoza R. said...

Una explicación muy ilustrativa. Concuerdo en el sentido de que las penas son acordes a las diferentes circustancias y concuerdo también en que las cárceles se han convertido en centros de formación criminal y no en un lugar que ayuda a mejorar, aunque sea un poco, la conducta criminal. Acá tenemos gente que entra por un delito menor a la cárcel y sale luego de tres años convertido en un super criminal al servicio de un cabecilla interno.
Sería importante conseguir mejoras en eso...

3:27 p. m.  

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