¡Cómo está la clase política!

No hace mucho me quejaba de que el PP hacía una oposición perra que no beneficiaba para nada a nuestra democracia. Se pasaron un año removiendo en el 11-M, incapaces de superar el mal trago de perder el poder cuando más felices se las prometían, hasta que han superado esa etapa una vez que han encontrado dos filones mucho más rentables en términos electorales. Es mucho peor ahora, porque hacer política partidista utilizando la lucha antiterrorista y alimentando el resentimiento agraviado de los demás españoles contra todo lo que viene de una determinada Comunidad Autónoma -Estatuto, papeles de Salamanca, opa de Gas Natural-, no le hace ningún bien a la lucha contra ETA y además está socavando las bases de la conviviencia entre los territorios que mal que bien están unidos bajo una misma Constitución.

Por supuesto que no son los únicos en despertar por acción o reacción el anticatalanismo o el antiespañolismo. Desde que se afeó a Carod Rovira sus paseos por Perpiñán, ERC, aliada de los socialistas en los gobiernos de España y Cataluña, ha estado relativamente mesurada, con alguna burrada pronunciada de vez en cuando como las del conseller Josep Huguet pronosticando una "guerra civil" -entre comillas- si no se aprueba el Estatuto, o recientemente comparando el trato a los catalanes con el de los judíos en la Alemania nazi. Sin embargo no han sabido transmitir a sus juventudes lo que significa las palabras sensatez y moderación. Si desde Cataluña se pide respeto al proyecto de Estatuto, está claro que las juventudes de ERC no ofrecen el mismo respeto a la Constitución votada por los españoles o a las cadenas de radio cuya desinformación no es de su agrado.

Pues bien, no es el PP el único en ensimismarse buscando basura en el pasado para lanzarla contra sus adversarios políticos. Pensando que la mejor defensa es un ataque, desde la izquierda -PSOE e IU- no se cortan un pelo en utilizar el Yak-42, el Prestige o la participación del gobierno anterior en la guerra de Iraq, para enfrentarse a la ofensiva opositora del PP.

No le veo mucho sentido estratégico ni táctico. El aumento de la crispación sólo beneficia al PP, como muy bien saben ellos. Por otro lado la utilización del pasado sólo sirve para fabricar petardos, más que bombas. Hace mucho ruido, pero en el fondo les importa poco a los votantes. El PP con todo su ensimismamiento en el 11-M apenas consiguió desgastar al gobierno, que no empezó a caer en las encuestas hasta que el PP dejó el 11-M y le cayó en las manos el Estatut. En tercer lugar son cartuchos de muy corta duración. No será fácil que sigan sacando revelaciones sobre el pasado del PP, ni que la opinión pública mantenga mucho tiempo su atención sobre éstas. Lo único que van a conseguir es que el PP se cabree y aumenten todavía más si cabe las perrerías y la oposición crispada. Nada de eso va a beneficiar al gobierno.

Quien más va a perder va a ser el prestigio de la clase política. Con esta forma de hacer oposición y de "defender" la labor del gobierno, compitiendo en el campeonato de crispación miserable, no es extraño que los españoles tengan una opinión tan negativa de los políticos, y a la postre de nuestro sistema democrático. No es culpa de la ciudadanía. Es la propia clase política la que se lo gana a pulso.