viernes, noviembre 18, 2005

París - Banyoles

Mucho ha llovido desde el lamentable asunto del negro de Banyoles. Hoy el ayuntamiento, gobernado por ERC, está más preocupado de integrar a la población inmigrante que de provocar innecesariamente a sus vecinos de origen subsahariano. De hecho, ha aprobado una nueva normativa prohibicionista que parece apostar por el modelo francés asimilativo.

Banyoles es una ciudad pequeña -16.500 habitantes- con una numerosa población inmigrante -17%-, que como es habitual se concentra en determinados barrios. En este caso el barrio de La Farga, con más de un 40% de población extranjera, principalmente africana -magrebí y subsahariana-. El barrio va adquiriendo una fisonomía étnica, no sólo por su población, sino también por su comercio -tiendas de alimentación, carnicerías islámicas, bazares, locutorios- que se adaptan a las necesidades y gustos de los nuevos vecinos del barrio, aunque no a los de los técnicos del ayuntamiento. Un informe del ayuntamiento detecta "una flagrante falta de higiene" que genera "mala imagen" y ha dado lugar a "inspecciones de la Generalitat en las que se han detectado serios problemas por resolver en el orden sanitario".

El problema que preocupa al ayuntamiento no es en realidad sanitario sino que La Farga se está convirtiendo en un barrio de inmigrantes, o bajo otro punto de vista, en un gueto. Para luchar contra ello han tomado unas medidas prohibicionistas. El pleno ha acordado no dejar abrir en el barrio nuevas tiendas de alimentación, ni bares, ni restaurantes, ni establecimientos de caracter sociocultural. Además ha aprobado no dejar convertir en viviendas los locales comerciales situados en los bajos de los edificios, para evitar que aumente la densidad de población inmigrante. Según el concejal de urbanismo se pretende concentrar más el nuevo comercio hacia el centro y fomentar así el desplazamiento de los habitantes de la Farga hacia esa zona.

No niego que el plan aprobado tenga buenas intenciones, pero me da la impresión de que podría ser perjudicial para la mejora económica de la población inmigrante. Estos podrían tener mejores oportunidades de abrir un negocio en La Farga, de acuerdo con el gusto y la capacidad adquisita de los habitantes del barrio, que no en el centro donde los alquileres serán posiblemente más caros y tendrán además dificultades para atraer y captar a la clientela nativa. Tampoco está claro que los nuevos vecinos se distribuyan por la ciudad. Los inmigrantes, con bajo poder adquisitivo, suelen tender a agruparse en los barrios más baratos, mientras la población nativa, más pudiente, prefiere otros barrios donde la densidad de inmigrantes no vaya en aumento.

Espero estar equivocado. Al fin y al cabo estoy haciendo un comentario apresurado y poco documentado a partir de lo leído en un periódico, mientras que el ayuntamiento de Banyoles lleva tiempo tomando el pulso a la ciudad desde el mismo frente de batalla, analizando la situación y planificando las medidas a tomar.

Claro que los mismos inmigrantes no parecen estar muy de acuerdo con las medidas que se toman "por su bien". Un portavoz de una asociación magrebí de La Farga expresaba sus dudas sobre la eficacia de la medida "a la hora de facilitar la integración de los inmigrantes" y ha criticado la iniciativa municipal señalando que "cualquier ciudadano tiene que tener derecho a implantar un negocio, en este barrio o donde quiera". Al fin y al cabo, las soluciones bien pueden ser otras