viernes, noviembre 18, 2005

Es la economía, estúpido

A raíz de las revueltas en Francia, se ha puesto de actualidad el debate sobre qué modelo es mejor para gestionar la inmigración, desde la asimilación francesa, al multiculturalismo británico o la no integración germana. Cada uno tiene su favorito, pero ninguno parece funcionar realmente bien. The Economist hace también su contribución. Sus propuestas no son profundas, ni van más allá de lo que dicta el son de sentido común, pero apuntan justamente a lo más necesario: El empleo y la vivienda. Partiendo de la pregunta de qué es mejor para que los inmigrantes se adapten, hace un repaso de los diferentes enfoques.

"Algunos enfatizan el papel del país anfitrión, y argumentan que el tipo de política europea ha sido peor que la americana. Desde luego, las políticas europeas han sido de lo más variado. En Francia, cualquiera puede ser un ciudadano y no se reconocen las identidades grupales. La prohibición del pañuelo islámico en los colegios públicos ilustra esta tradición asimilativa. Alemania, hasta 2000, era el polo opuesto: nadie podía convertirse en ciudadano si no era de extracción germana, incluso si cumplía las condiciones habituales -como ser hijo de padres también nacidos allí-. Gran Bretaña y -hasta hace poco- Holanda eran a su vez diferentes: han promovido un multiculturalismo tolerante, en el que se anima a que los grupos minoritarios celebren su diferencia, siempre que ellos acepten que los otros hagan lo mismo.

Después de los acontecimientos de las últimas dos semanas, algunos europeos defienden que el enfoque británico es mejor. Sin embargo se da el extremismo islámico tanto en la integracionista Francia como en el multicultural Reino Unido. Ni Francia ni Gran Bretaña han evitado la segregación en las zonas de inmigrantes, cosa que Alemania sí lo ha hecho. América se está moviendo desde el multiculturalismo que dominó en los 80, a una mayor asimilación -algunos estados prohiben el español como lenguaje de enseñanza por ejemplo-. La conclusión correcta no es que un modelo determinado sea mejor, sino que el tipo de política no hace la diferencia."

Multiculturalismo o asimilación, ambas políticas tienen en común que sus resultados son decepcionantes. La realidad es que los inmigrantes tienen un bajo poder adquisitivo, que los mantiene en lo más bajo de la escala social y los agrupa en los peores barrios, los de vivienda más barata. El reto, más que con los inmigrantes de primera generación a los que difícilmente se puede integrar, es con sus hijos y nietos, que teóricamente deberían recibir una educación como los demás y tener igualdad de oportunidades y logros de acuerdo con sus méritos. En la práctica el ascensor social no funciona bien. El aprovechamiento de la escolarización se ve comprometida por las circunstancias sociales, por la familia y el barrio. La baja extracción social y los malos resultados escolares, refuerzan los prejuicios discriminatorios, que todavía hace más difícil la ascensión social, incluso para los que han aprovechado la escuela. Al menos hay una diferencia fundamental entre Gran Bretaña y Francia. En Francia, con su mercado laboral regulado y sus contratos protegidos, el desempleo se ceba en los hijos de los inmigrantes, mientras que en Gran Bretaña, con una economía más dinámica, el problema del desempleo es mucho menor. La diferencia no la hace el modelo de integración, sino la estructura económica.

"El trabajo es el arquetipo de actividad social. Proporciona amigos y contactos más allá de la familia y el grupo étnico. Si creas tu propia empresa, te arrastra más aún dentro de la sociedad. Y aquí hay una diferencia destacada entre Europa y América. El desempleo en Francia es casi del 10%. Entre los inmigrantes o los hijos de inmigrantes, es al menos dos veces y algunas veces cuatro veces más alto. En cambio, el desempleo en América entre los inmigrantes legales es despreciable, y la iniciativa empresarial está fuera de escala en comparación con Europa.

El segundo gran motor de integración es la vivienda en propiedad, especialmente importante para la segunda y tercera generación. Esto da a la gente una participación en la sociedad, algo que puede perder. Gracias a las hipotecas baratas y al avanzado sistema bancario, la mitad de los latinos en América son propietarios de sus casas. Gran Bretaña, después de las ventas de casas municipales y de los booms inmobiliarios, también incentiva la vivienda en propìedad. En cambio, la mayor parte de los bloques de las banlieues francesas son de propiedad pública.

Entre ellos, un trabajo y una casa ayudan a crear no sólo más integración, sino también una mayor movilidad social. Los latinos han apoyado la transformación americana hacia la asimilación porque tenían miedo de quedar atrapados en guetos de habla española. Pero las banlieues están llenas de gente que han crecido sin trabajos, o la esperanza de obtener mayores ingresos o un lugar mejor para vivir. Para ellos, la integración es un engaño, no una promesa.

Un trabajo y una casa no resolverán todo. El padre de uno de los terroristas de Londres era propietario de dos tiendas, dos casas y un Mercedes. Pero si queréis saber por qué los inmigrantes de segunda -y tercera- generación se integran mejor en unos países que en otros, el empleo y la vivienda es un buen lugar para empezar."