lunes, septiembre 12, 2005

La iniciativa democrática del Gran Oriente Medio "avanza" en Egipto

En este post toca practicar un poco de Bush-bashing. Ya sé que es deporte poco original, pero de vez en cuando apetece.

Cada vez que se explaya George Bush, da muestras de que su política exterior en Oriente Medio, supuestamente basada en la democratización de las tiranías locales, es más propaganda que una política coherente. Esta vez le ha tocado al americano alabar el proceso electoral con el que se ha autoreelegido Mubarak en Egipto, un tiranuelo que lleva sólo 24 años mandando por allí. Las elecciones han sido tan disputadas que un 88,5% de los votantes han tenido a bien reelegir al tirano, a pesar de que es posible que después de 24 años habrá unos cuantos egipcios que tendrán un par de quejas sobre su severo gobernante. Claro que sólo un 8,6% de la población egipcia se ha molestado en votar, así que caben dudas de que el sistema egipcio en su conjunto sea mínimamente democrático.

Todo esto no quita para que Bush esté muy satisfecho de poder aprovechar este evento para demostrar al mundo entero que su programa de democratización de Oriente Medio marcha a todo trapo. Para el presidente Bush, las elecciones egipcias sólo tienen pequeños defectillos que se subsanarán en próximas elecciones. Según el secretario de prensa de la Casa Blanca, “el presidente ha llamado al presidente Mubarak esta mañana para felicitarle por su victoria y manifestarle sus deseos de continuar trabajando con él durante los próximos años. La elección representa un importante paso para la celebración de elecciones pluripartidistas competitivas, limpias y totalmente libres, y tanto partidarios como opositores nos han dicho que ha ocasionado un vigoroso debate nacional en Egipto sobre temas importantes. Esperamos que sea parte de un proceso para continuar con las reformas políticas y que los defectos que han sido visibles en estas elecciones sean corregidos en las elecciones parlamentarias de noviembre”.

Claro que no tiene los mismos miramientos con sus enemigos. Las recientes elecciones en las que los iraníes eligieron a un ultraconservador como presidente del gobierno, han sido mucho más disputadas, aunque no totalmente limpias. Además el gobierno sólo tiene un poder limitado a la sombra del líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei. Por su puesto Bush fue mucho más duro con sus adversarios persas que según él no cumplen “los requisitos básicos de una democracia”. Claro que para eso pertenecen al eje del mal. Al enemigo ni agua.