martes, junio 28, 2005

El fin del petróleo barato

Este es el título de un artículo que apareció en Scientific American en marzo de 1998, en el que Colin J. Campbell y Jean H. Laherrère, predecían que para el año 2010 se alcanzaría el máximo histórico de producción de petróleo. A partir de entonces la extracción de petróleo comenzaría a declinar imparablemente.

No faltan las voces optimistas. La industria petrolífera, o publicaciones de inquebrantable fe liberal como The Economist, argumentan que la demanda impulsará las prospecciones petrolíferas y la inversión en nuevas tecnologías de extracción, pero sus augurios tienen más de voluntarismo que de base real. La realidad es que desde 1973 apenas se han descubierto nuevos campos petrolíferos importantes. Los gordos son los que primero se descubren, precisamente por ser gordos.

Como si no fuese suficiente mala noticia, la sed de petróleo de los nuevos países emergentes de Asia, especialmente China, ha comenzado la escalada. En pocos años cientos de millones de chinos, indios e indonesios querrán conducir sus propios coches, llenar sus carreteras de camiones llenas de productos de consumo, y quemar gasolina como si fuesen occidentales. ¡Que atrevimiento!

Las leyes de la oferta y la demanda se conjuran para una escalada de precios sin precedentes. La demanda crece imparablemente y la oferta apenas tiene capacidad ni tiempo de adaptarse. Se tardaría décadas en hacer el desarrollo tecnológico y la inversión necesaria para explotar las famosas arenas bituminosas del Canadá, si es que alguna vez llegan a ser lucrativas. Mucho más tiempo del que necesitan los consumidores chinos para proveerse de automóviles.

No es el fin del mundo. La economía se adaptará, como lo hizo en las crisis de los años 70 ¡que remedio! Tal vez dolorosamente y con alguna que otra crisis provocada por la escasez energética. Pero la adaptación no nos evitará unos precios tan altos como nunca los hemos imaginado. Los actuales 60$ el barril los recordaremos como los buenos tiempos del petróleo barato.

El lento declinar de la producción de petróleo será hasta beneficioso para el medio ambiente. Los automovilistas se acostumbrarán a coches más pequeños y eficientes, con tecnologías como la del motor híbrido del Toyota Prius. El transporte público ya no será sólo el recurso de jóvenes, jubilados e inmigrantes, sino que también la clase media dependerá cada vez más de él. La producción industrial se hará más local para abaratar el transporte.

Y poco más podemos esperar de nuevo para los próximos 20 años. Tecnologías nuevas y revolucionarias tardarán mucho más tiempo en madurar. Los primeros sustitutos del petróleo que veamos tal vez sean combustibles líquidos hechos a partir de gas natural o de carbón. Los chinos, que tienen mucho carbón, van a invertir en esta fuente de energía para producir combustibles para la automoción, siguiendo un proceso que utilizaron los alemanes bajo el bloqueo de combustibles de la segunda guerra mundial.

El hidrógeno, saludado por muchos como la panacea, está todavía muy lejos de nuestro alcance. Los problemas para su implantación práctica son innumerables, pero la barrera definitiva es la lamentable ineficiencia de su generación a partir de energías limpias, o incluso de energías menos que limpias como la nuclear. El agua, abundante y barata, se puede dividir mediante electrolisis en hidrógeno y oxígeno, mediante la aplicación de electricidad, pero con una eficiencia deprimente. Pocos conductores podrían permitirse el lujo de quemar hidrógeno producido por electrolisis. Seguiríamos dependiendo de los combustibles fósiles para producir hidrógeno asequible.

En definitiva, los precios del petróleo a 60$ el barril y de la gasolina a 1 euro, no son coyunturales, sino el aperitivo de unos precios sin precedentes que están todavía por venir. Nos adaptaremos dolorosamente y a la fuerza. Los pudientes seguirán quemando gasolina a placer, pero para cada vez más gente el automóvil se convertirá en un lujo. Durante una generación, las únicas alternativas tecnológicas serán las que posibiliten el ahorro de energía, y no esperemos ningún avance tecnológico que nos permita seguir quemando combustible sobre cuatro ruedas como hacemos ahora.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Saludos Gulliver:

Buen artículo, muy elocuente.

Te recomiendo visitar este portal:

www.crisisenergética.org

o también este blog:

www.petroleoendeclinacion.blogspot.com

2:56 a. m.  
Blogger gulliver said...

Gracias por la recomendación. El primer portal ya lo conocía.

Saludos

7:45 a. m.  

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