lunes, julio 11, 2005

Las causas del terrorismo islámico

Tony Blair dice ahora que las causas del terrorismo “deben ser arrancadas de raíz”. No sé cuáles serán las raíces de los atentados de Madrid y Londres, pero sí se cuál es el fertilizante: la guerra de Iraq. No sería mala idea detener al trío de Las Azores y entregarselos al tribunal de la Haya por crímines contra la paz. a la guerrilla iraquí. No sólo pararía el terrorismo, sino que además sería un acto de justicia, con las víctimas de estos dos ataques y sobre todo con las víctimas inocentes en Iraq.

Hablando más seriamente, no podemos averiguar con seguridad lo que motiva a los terroristas mientras no sepamos lo que piensan. Públicamente sólo disponemos de sus comunicados, es decir de propaganda, para meternos en su sucia cabeza. En cualquier caso, sólo podemos hacer suposiciones. Y yo hago las mías.

Un argumento muy oído es que el 11-S ocurrió antes que la guerra de Iraq, por lo que esta guerra no puede ser la causa del terrorismo. Ya que nos ponemos en este plan, vamos a echar un vistazo más completo a la historia de Al Qaida para ver cuales son sus motivaciones.

Al Qaida (La Base, La Fundación en cristiano) nació como una organización de milicianos voluntarios (muyahidines) para resistir a la invasión soviética en Afganistán. Más tarde esta lucha se generalizó a otros frentes del “choque de civilizaciones” como Bosnia o Chechenia.

1998 fue un año de refundación para Al Qaida. Por un lado se fusionó con la yihad local del egipcio Ayman al-Zawahiri. Si hasta entonces se basaba en la lucha internacional contra el infiel, allí donde los ejércitos del infiel pisaba territorio islámico, ahora se añadía la lucha contra los corruptos y poco piadosos gobiernos locales. Para sellar la fusión, emitieron la fatwa “yihad contra judíos y cruzados”, en la que EEUU e Israel aparecían como los nuevos enemigos a atacar. Como estos huesos son bastante duros de roer, los objetivos señalados ya no son sólo militares, sino también civiles, más fáciles de atacar: “Ordenamos que matar a los americanos y a sus aliados – civiles y militares – sea un deber individual de cada musulman”.

Aunque la referencia a aliados es ambigua, los agravios de los que se queja la fatwa señalan inequívocamente a EEUU e Israel como los nuevos enemigos. Según el orden en el que van apareciendo, los agravios son los siguientes: Primero las bases militares americanas en la Península Arábiga y su utilización en la primera guerra contra Iraq, segundo el embargo contra los iraquíes posterior a la guerra y tercero el apoyo americano a Israel.

Aunque la fatwa sea otra forma de propaganda para reclutar muyahidines, explica perfectamente las razones del ataque del 11-S, mientras que no anuncia ningún resquemor contra España que presagie las bombas de Madrid. Es seguro que los jihadistas odian la civilización occidental, pero eso no quiere decir que ganen nada matando cristianos. Como dijo el propio Bin Laden en uno de sus últimos videos caseros, “nosotros no atacamos a Suecia”. Matan para que los ejércitos ocupantes se vayan de tierra islámica, así que se puede decir que lograron lo que buscaban con las bombas de Madrid.

Estoy convencido de que España, lo mismo que el Reino Unido, apareció en la lista de Al Qaida el día que nos unimos a la coalición ocupante en Iraq, o tal vez antes, cuanto Bush, Blair y su chico de los recados tocaban tambores de guerra en Las Azores. Sea cual sea el sustrato en el que germina el terrorismo islámico internacional, las causas inmediatas son meridianamente claras: Los ejércitos infieles que van a luchar a suelo islámico.

¿Quiere eso decir que no habrá más ataques terroristas islámicos contra España después de la retirada de Iraq? No necesariamente. Tenemos soldados en Afganistán, así que todavía estamos en su lista.

2 Comments:

Blogger Jessica said...

Y seguiremos estando en su lista mientras sigamos empeñados en meter las narices donde no nos ha llamado nadie.

Creo que cada pueblo tiene derecho a avanzar en la lucha por los derechos humanos a su propio ritmo. Acelerarlo sólo empeora las cosas. Comparemos: la transición española, con el estado actual de Irak. Parece claro, ¿no?

Nos echamos las manos a la cabeza hablando de la situación de las libertades civiles en Oriente, pero nos olvidamos de que en Occidente, hasta no hace mucho, las mujeres no podía votar, por ejemplo, y eran poco menos que propiedad primero del padre y posteriormente del marido. Gracias a la lucha de las sufragistas y de las feministas hemos avanzado algo en ése aspecto.

En lugar de dar lecciones, deberíamos predicar con el ejemplo.

Saludos y muy buen post:
Jéssica cabalga de nuevo.

8:58 p. m.  
Blogger gulliver said...

"Creo que cada pueblo tiene derecho a avanzar en la lucha por los derechos humanos a su propio ritmo"

Eso no sonaría mal del todo en una sociedad abierta, pero Saddam era un asesino, cuyos crímenes, sobre todo entre la población kurda y chiíta, eran famosos.

Según un sondeo de la BBC, un año depués de la invasión, más de la mitad de los iraquíes se alegraban de que los americanos hubiesen derribado a Sadam, principalmente por supuesto entre kurdos y chiítas.

Los occidentales no pueden aislarse de los problemas del mundo. Bosnia, Kosovo, Ruanda, Darfur, a veces hay motivos para intervenir, aunque se produzcan muertos, daños colaterales, insurgencia.

Dicho esto, en el caso de Iraq, en su día me manifesté contra la guerra por no estar de acuerdo con ella. Aunque sería largo de explicar todos los pros y contras, el tiempo parece estar dando la razón a los que estaban contra la guerra.

Y por supuesto las razones de los americanos para la guerra no tenían nada de altruistas.

10:53 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home