Another fine mess
Un extracto de un artículo de The Economist, que explica el por qué de la difícil posición en que se pone Francia en Europa y de la posible postura holandesa. Siento no poder poner un enlace público. Éste solo está disponible para suscriptores de la publicación.
Ninguna de las innovaciones de la Constitución ha jugado un papel particularmente prominente ni en la campaña francesa ni en la holandesa. Los funcionarios de Bruselas que redactaron la Constitución no se dieron cuenta de que los referendos se iban a convertir en un juicio a la Unión Europea en conjunto, y no sólo de los “avances” de esta Constitución. Los holandeses contrarios han mostrado su descontento principalmente con el euro. El rechazo francés algunas veces parecía cuestionar el propio concepto de libre comercio en un mercado único (un principio que data desde el Tratado de Roma de 1957). La respuesta del bando del sí a argumentos de ese tipo (“¡Pero si todo esto ya se había acordado en 1992 o 1957!”) no ha funcionado. Los holandeses no tuvieron nunca un referéndum sobre el euro, ni sobre ninguno de los otros pasos en el camino hacia la UE, así que esta es la primera oportunidad para registrar una protesta directa sobre el modo en que ha evolucionado la UE. En Francia, Laurent Fabius, un socialista que y abogado del no, argumenta que el mercado único era excelente cuando se acordó, pero añade que el contexto ha cambiado por la ampliación de la UE (que por cierto apoyó) para incluir países más pobre que Francia, como Polonia o Eslovaquia. De ahí la demanda de la izquierda francesa a favor de una “Europa social”, que podría exportar leyes laborales al estilo francés (y sus costes asociados) a los nuevos llegados a la Unión.
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