Bienvenidos a Barbaria
Mi planeta todavía no ha sido civilizado. Sus habitantes se han dividido a sí mismos, de un modo bastante caprichoso, en tribus, a las que llaman naciones, y de vez en cuando se hacen la guerra unas contra otras, o incluso dentro de la propia tribu. A veces las guerras son tan extendidas y sangrientas que les llaman guerras mundiales. La pasión y locura de la guerra ha llegado a tal extremo que contamos con armas capaces de destruir nuestro propio planeta. Sin embargo los habitantes de piel más clara (los pálidos), que somos los que tenemos más poder, vivimos en relativa paz porque hemos aprendido a hacer la guerra sólo a los habitantes de rostro más coloreado (los oscuros) y en las ciudades y tierras de estos últimos. Barbaria es profundamente insolidario. La justicia es desconocida por aquí. Una fracción muy relevante de los oscuros tienen un acceso limitado a la comida y padece de desnutrición. Algunos incluso mueren de hambre. Mientras tanto, en las tierras de los pálidos sobra la comida, hasta el punto de que sus habitantes ahora nos preocupamos por la obesidad y la estética. Vista así la situación, no es difícil de entender cómo podemos vivir así y por qué no hacemos nada para cambiarlo. Los pálidos, que somos los que tenemos los conocimientos y los recursos adecuados para cambiar este estado de cosas vivimos notablemente bien y no nos interesa correr el riesgo. Incluso miramos con recelo a los oscuros cuando vienen a ganarse la vida honradamente en nuestras ciudades porque no pueden hacerlo en las suyas. A pesar de la indeferencia que nos causa la suerte de otros conciudadanos de Barbaria, no somos una raza indolente y sin pasiones. Nada nos causa más placer que los acontecimientos deportivos y las noticias sobre las relaciones íntimas de ciertos ciudadanos selectos. La forma más común de pasar el tiempo libre es sentarse a mirar imágenes que surgen en una caja. Me gustaría seguir contando desde aquí otras historias de mi planeta. A veces pueden resultar sorprendentes, insignificantes o mezquinas, pero para nosotros, que vivimos enfrascados en nuestros propios asuntos y creemos que el mundo gira a nuestro alrededor, pueden tener mucho sentido. Espero no aburriros, y si provenís de un planeta más civilizado que seáis comprensivos con nuestra pintoresca barbarie.
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